Creencias limitantes: las programaciones invisibles que dirigen tu vida
- Susana Echeverria
- 5 oct
- 4 Min. de lectura

Nuestras creencias limitantes no nos permiten llegar a nuestro mayor potencial. Nos atan a estándares y comportamientos que no nos benefician, sino todo lo contrario.
Pero antes de hablar de cómo nos afectan, veamos primero qué son exactamente.
¿Qué son las creencias limitantes?
Como dijo uno de los psicólogos más influyentes de nuestra era:
“Mientras no hagas consciente lo inconsciente, regirá tu vida y lo llamarás destino.”- Carl Jung
En nuestro inconsciente viven muchas creencias que se formaron durante la niñez y la adolescencia, y que vienen a ser como una "programación" que determina en gran medida la forma en que vemos el mundo, cómo nos relacionamos con los demás y cómo nos comportamos.
Podemos imaginar que nuestra mente consciente es solo la punta de un iceberg, mientras que la mente inconsciente y subconsciente representa todo el bloque oculto bajo el agua. Sin darnos cuenta, son esas programaciones inconscientes las que realmente dirigen nuestra vida. Dentro de ellas se encuentran las creencias limitantes.
Cómo se forman las creencias limitantes
Las creencias limitantes son mandatos o ideas que hemos heredado de nuestros padres o cuidadores durante los años de desarrollo. Las absorbemos sin cuestionarlas, como verdades absolutas.Una creencia se graba como una huella en la mente de un niño y luego actúa como un juez silencioso que determina la forma en que vive.
Por supuesto, no todas las creencias son limitantes; también existen creencias que nos impulsan, nos fortalecen y nos ayudan a crecer. Pero todas se forman a partir de la repetición de mensajes o comportamientos que observamos o escuchamos en casa. Veamos algunos ejemplos.
Ejemplo 1: “No hago nada bien”
Una madre que constantemente reprende a su hijo cada vez que se equivoca, con frases como:
“Siempre es lo mismo contigo.”
“No has entendido nada.”
“¿En qué estabas pensando?”
“¡Qué tonto eres!”
“Déjalo, mejor lo hago yo, que tú no haces nada bien.”
Es muy probable que con el tiempo, ese niño grabe en su mente creencias como:
“Soy un tonto.”
“No sé hacer nada bien.”
“Mejor dejo que los demás lo hagan por mi, porque yo lo arruinaré.”
De adulto, ese hombre podría tener una autoestima muy baja, miedo a equivocarse, dificultad para tomar decisiones y tendencia a dejar que los demás tomen el control, porque cree que “ellos lo harán mejor”. ¿Ves el patrón?
Ejemplo 2: “Soy frágil”
Las creencias no solo se forman a partir de la crítica; también pueden surgir del exceso de protección. Imaginemos a una niña que se enferma con frecuencia, y su madre, por amor, la sobre protege con frases como:
“Mi amor, tu salud es frágil, por eso debo cuidarte.”
“No salgas al patio tan tarde, te va a hacer daño.”
“Te vas a enfermar si no haces lo que te digo.”
“Prefiero no enviarte al paseo, no vaya a ser que te pase algo y yo no esté contigo.”
Esa niña podría grabar creencias como:
“Soy frágil.”
“Me enfermo fácilmente.”
“Si no estoy con mi mamá, me voy a enfermar.”
“Si no hago todo lo que ella dice, algo malo puede pasarme.”
Ya adulta, probablemente se percibirá débil o enfermiza, necesitará la presencia de un familiar para sentirse segura, dependerá de figuras de autoridad (como un médico) y creerá que no tiene poder sobre su salud.
Las creencias más comunes
Existen miles de creencias y de formas en que se instalan en nuestra mente. El problema es que no las podemos ver, no sabemos que están allí… ni hasta qué punto nos limitan.
Una de las áreas más afectadas es la del dinero, porque desde la infancia escuchamos frases como:
“El dinero no crece en los árboles.”
“Los ricos son malos.”
“El dinero corrompe.”
“Hay que trabajar duro para ganarse la vida.”
Repetidas una y otra vez, estas ideas se convierten en creencias que, ya de adultos, bloquean nuestra capacidad de prosperar, de disfrutar del trabajo y de atraer abundancia.
Cómo identificar tus propias creencias limitantes
Todos y cada uno de nosotros tenemos creencias limitantes ocultas. Para descubrirlas, puedes reflexionar sobre las cuatro áreas principales de tu vida:
Tus relaciones
Tu entorno
Tu salud
Tus finanzas
Si en alguna de ellas sientes dificultad, conflicto o sufrimiento, probablemente haya una creencia limitante detrás.
Cómo transformar las creencias limitantes
La clave está en hacerlas conscientes y resignificarlas desde tu mirada adulta.
Cuando las reconoces, pierden poder sobre tus comportamientos, tus impulsos y tus resultados. Así, comienzas a vivir con mayor libertad, confianza y autenticidad.
¿Quieres trabajar tus creencias limitantes?
Si este tema te resuena y quieres explorar más a fondo tus creencias para liberarte de ellas, puedo acompañarte en este proceso a través de mis sesiones de Coaching de Bienestar.
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Te acompañaré a transformar tus creencias para que puedas vivir desde tu poder interior y en coherencia con tu verdadero ser. 🌿
Con Cariño,
Susana 🌷
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